En momentos como este me gustaría tener a alguien a mi lado en el que respaldarme y a quien abrazar mientras le digo que es lo mejor que me ha pasado en la vida. Todo mientras una lágrima resbala por mi mejilla. Pero aunque esa lágrima caiga, abajo le espera una sonrisa que hace el momento más tierno si se puede.
Porque hay días en los que es imposible evitar estar romántico, sentimental, o como yo digo, ñoño.
Una canción, una pareja de enamorados paseando de la mano por Barcelona, mi película favorita, o incluso una conversación con alguien especial. Cualquier cosa puede hacer que me sienta así.
Y aunque ahora no tenga a nadie a mi lado a quien abrazar y decirle que le quiero mientras esas lágrimas caen hacia mis labios, sé que algún día lo tendré y que la vida nos tiene preparadas muchas sorpresas, solo que las va dosificando a su propio antojo. Por eso no dejo que no poder compartir estas lágrimas con alguien me haga sentir mal, algún día llegará ese alguien quien me seque las lágrimas y me envuelva en el abrazo más cariñoso que pueda darme. A pesar de todo lo pasado nunca se puede tirar la toalla.
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