sábado, 6 de julio de 2013

Capítulo I

Él le dijo que no estaba preparado para empezar algo serio. Que todavía no se había recuperado de la última decepción amorosa, porque le hizo mucho daño, pero palabras textuales de él: "todavía pienso y me desvivo por él como el primer día". Arnau, aunque le fastidiase, tuvo que respetar su situación y la decisión de no seguir adelante en esa relación que había creido que se estaba fragüando. Así que decidió separarse de Sebastián al menos temporalmente para no hacerse más daño y para así quizás darle tiempo a él de superar su última experiencia y pasar página. 

Pasaron los días y dejaron de hablarse tan a menudo como solían hacerlo antes. Luego pasaron las semanas, los meses y no se volvieron a hablar. Sebastián y Arnau se convirtieron de nuevo en dos completos desconocidos. Parecía que el destino quiso que ellos dos no llegaran a ninguna parte juntos, pero entonces un día Sebastian quiso retomar el contacto después de tres meses sin hablar. Todavía ni él mismo sabe por qué lo hizo. Simplemente lo vio en su lista de contactos y en un arrebato de locura y casi sin pensarlo le dijo de verse. Y así sucedió. 

Después de beber, de cantar y bailar como si fuese el fin del mundo, al salir de la disco a las 7:14 a.m los dos se dirigieron a la playa para acabar de pasar la "noche". Los dos, tumbados boca arriba en la arena, descamisados y sin pantalones, rebozados en arena, empezaron a hablar. Arnau le confesó que llegó a quererle mucho y que le dolió mucho que Sebastián decidiese no querer arriesgar a tener algo con él. Le confesó que su sonrisa fue en un momento el motivo de la suya propia, que tenía una sensación orgásmica cada vez que pasaba su mano por sus suaves rizos dorados y que le gustaría volver a sentir algo así de nuevo.

Silencio. Silencio y gaviotas fue lo único que se pudo oir en ese momento. Arnau, viendo el éxito de su proposición, empezó a quitarse la arena de encima y a vestirse. Sebastián, dubitativo, lo detuvo casi entre lágrimas, lo que confundió extremadamente a Arnau. No se esperaba una reacción como esa, por lo que se quedó preocupado por el estado de ánimo de su reencontrado "amigo". Se abrazaron como no lo habían hecho nunca y cuando se encontró mejor, Sebastian sólo le dijo que no se fuese, que se quedase con él. Pero él no se conformó con estar a su lado haciéndole compañía. Quería saber lo que le pasaba. Aunque él no le apetecía mucho contárselo, al final accedió a hablarlo con él y contarle el porqué de su estado de ánimo.


                                                                         David López

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